“Debo haber tenido 6 o 7 años… y ahí me acuerdo ver crecer el río Atuel”, dice “Chiche” Amaya, quien aclara que se “llama Eulogio, pero si preguntan con ese nombre mío no saben… todos me conoces acá como Chiche”.
“Mi padre vivía cerca y me metía a caballos en el río a buscar huevos de gallaretas” recuerda este hombre.
“Yo a los tres o cuatro años yo andaba prendido en los cochinillos. Y, cuando tenía unos 6 años, andaba tranquilamente solo. Porque no es como ahora que no saben cómo es andar a caballos… era un muchachito chico y andaba a caballos buscando huevos de gallaretas”.